domingo, 26 de agosto de 2012

CAPVS NEC CAPVS.

Ni siquiera me atrevo a mirar a tu ventana y sigue en mi mente cómo ese hueco en la pared pudo llevarte a otro mundo vacío donde ni sientes ni padeces. Tu ventana. Intentó revivir yo lo que hiciste aquella noche antes de que la pérfida Átropos te arrancara de mis brazos pero no de mi corazón.

Me siento en una esquina de tu cama, deshecha, tal cual como la tenías tú, ¿por qué? ¿a caso fue un impulso de tu corazón en medio de la negra noche? ¿es que ver esa Luna  no te emocionó? Yo la veo desde aquí y me reconforta, ¿cómo es que a ti no?. Coges el móvil, intentas llamarme. Apagado. Duerme -ojalá pensaras eso, que realmente dormía, que no te había abandonado-. Me escribes un mail, te tiemblan las manos -¿cómo se puede despedir de alguien al que quieres tanto?, en mi pasado, a pesar de las muchas cartas de suicidio, nunca lograba despedirme, "no es tu culpa, oye, no es tu culpa, tienes que ser feliz". Feliz. Ja. Es mucho pedir pero aún así seguía escribiendo y recuerdo el papel encharcado en lágrimas, ¿tú anegaste el teclado?-. Miras el móvil, sigues esperando mi llamada. Nada. NADA. Envías el mail. Ya no hay marcha atrás -dios mío, Nicolae, sí la había, si tú estuvieras vivo para mi ese mail no existiría-. Vuelves a mirar el móvil. Nada. Piensas que esa llamada dejará un cargo de conciencia en mi y llevas razón pero ya no puedes remediarlo, no hay marcha atrás, no puedes borrarla. Abres el armario y piensas "¿me quito el pijama?".

Madrugada del día 27 de julio, te sientas en la cama. Esos malditos informes médicos están encima del escritorio. Te levantas y los rompes. Te sientas de nuevo, esta vez en el suelo, te aguantas la cabeza con las manos pues el peso de lo actual y los recuerdos te consumen y te quitan las fuerzas. Miras fotos. Mamá. Papá. Mamá. Papá. Tienes que parar. Empiezas de nuevo. Mamá. Papá... Y piensas que no debían haber cogido aquel coche, recuerdas aún como fue su último beso. Tiras las fotos contra el suelo. Abres la ventana, que te impregne la brisa, que te haga liviana esta carga. Tú querías curar enfermedades y la enfermedad se hizo contigo. Incurable. Terminal. Las palabras retumban en tu cabeza. Los recuerdos te comen y las ausencias te despedazan.

Te metes en cama. Cierras los ojos. Te levantas. Lo decides. Apartas las cortinas. Te asomas a la ventana. Te pones de espaldas, no quieres sentir nada. Te  subes al alféizar de la ventana. Miras que no halla nadie. Miras al cielo por última vez, abres bien los ojos y te tiras. Gritos. Oscuridad. Y por fin nada, ni silencio. ¿Cómo pudiste si las estrellas te miraban? ¿cómo osaste si yo yacía despreocupada en mi cama aferrada a un peluche?.

Me despierto, recuerdo esa madrugada con todo detalle. No me doy levantado, mi madre insiste e insiste en que se tiene que ir, no sé a donde, yo sigo en mi cama. El teléfono no para de sonar, mi madre habla y habla pero yo no escucho, me da igual, yo aún sigo en el bosque de mis sueños. OGH, está bien,me levanto. Se va. Se va. Se va. Se fue. Por fin. Wiiii. Abro mi camafeo, sonrío, sonrío más, venga, otra sonrisa, sonrío más y más y más y más. Enciendo el móvil, una llamada perdida tuya, ¿qué ha pasado?. No tengo saldo, mierda. Me conecto. Ahí estás. Te hablo. No contestas. Pienso que estás dormido y te dejo en paz. Transcurre la mañana, todo pasa muy lento. Sigo conectada pero no me hablas. Voy a comer.Me entero de la noticia de que te has matado, todo pasa muy rápido y de repente el tiempo se para sin previo aviso. Dejo la comida. Me encierro en mi cuarto. Me conecto. Lloro. Hablo. Lloro. Lloro. Lloro y pienso en aquella llamada.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Oda a mi diosa antropomórfica.


Intentando imitar a Ovidio en sus Tristia I, VI, me encomiendo a Eros y comienzo esta Oda a una diosa antropomórfica:

"Ni Fabia fue tan alabada por su Ovidio en su luctuoso destierro
ni Penélope por Homero,
como lo eres tú por mi, oh, inalcanzable.

Ni Biblis amó tanto a su Cauno,
ni Safo sintió tanto amor por Atis
como el que florece por ti en mis adentros.

Ni Helena fue tan reclamada
ni Psique tan bella -y odiada-
como tú, amada mía, con esa mirada llena de melancolía.

Nunca antes Febe había cedido su trono
a una diosa de tal poderío y belleza como eres tú,
que en cada una de tus imperfecciones
se pueden ver las ruinas y los frisos del Partenón.

Alma inmortal alimentada por el néctar de Baco.
Espíritu divino que resplandece con los rayos de Zeus.
Cuerpo sin órganos, sobrevive con la música que desprende la lira de Apolo,
bombean su corazón los mitos y las notas que armonizan su interior.

Fuiste la llama que encendió mi corazón,
fuiste la luz que luchó contra mis sombras,
fuiste el Orfeo para esta Eurídice pero no miraste hacia atrás,
tiraste por mi hacia el mundo de los vivos
y me abrazaste a la vida "veluti trabe fluta",
fuiste más valiente que Leónidas,
librando una batalla contra mis "inmortales".

Eres como la ninfa Siringa, convertida por el dios Pan en flauta,
eres el viento, no, eres las notas que  salen de cada instrumento,
eres el mar que bate continuamente contra mis rocas
al son de los latidos de mi corazón,
eres mi valentía y mi "sin-razón".

Serás la mujer de egregia hermosura
a la que los dioses inmortalicen en el firmamento,
junto a la hermosa Luna,
cuando de ti sólo se halle polvo envuelto en óleo y partituras.

Ningún mortal ha sido ni será tan amado,
ni por dios, ni por musa, ni por héroe, ni por ninfa, ni por humano.
Ninguna diosa ha sido tan deseada, por eso te pido que te cuides de Afrodita,
que me mira con ojos iracundos al saber que sólo soy tuya.

Ninguna mortal ha amado tanto a una diosa,
ni se ha sentido por ello poderosa,
ni ha probado la ambrosía que guarda con recelo en su boca,
hasta que llegué yo y con letras y Arte te expugné.

Por todo esto me atrevo a decir -y que me perdone Ovidio-
que Fabia no fue tan amada ni anhelada por su poeta en el exilio"



P.S: todos mis textos de amor, agonía, mitología y/o sucedáneos, absolutamente todos, van dedicados a una misma mujer, nadie más se ha de dar por aludido. Todo es por y para ella. Ella ya sabe. Y son de mi propiedad, no me gustaría verlos plagiados. Pandora (yo) dixit




Carta a Nicolae.


Si hace unos meses me dijeran que te hiciera una carta de despedida porque te me ibas no daría crédito. Tampoco doy crédito ahora, aún pienso que te me has ido con Febo a levantar el Sol con tu hermosa mirada y volverás al anochecer cuando se alce Febe apoteósica sobre el firmamento para sentarte conmigo en esa barra y decirle al camarero "deje la botella de Tequila" o simplemente pienso que vendrás por esas escaleras y me abrazarás cuando llore y señalarás a la Luna para que yo te diga lo preciosa que es una y otra vez, espero a que me abras el camafeo y me preguntes "¿por qué?" porque sólo a ti podría contestarte aunque me quedara sin aliento. Sigo viéndote cuando salgo en el Hangar, levantando tu cerveza cada vez que entro, sigo encontrándome contigo en el Sham Rock y confieso que a veces voy a buscarte intencionadamente aunque sé de sobra que no estarás y miro a aquel taburete y espero que me digas algo estúpido o a que salgas a traerme un cupcake y vuelvas con una sonrisa de oreja a oreja mientras lo escondes para vacilarme.

Me gustaría decirte que te recuerdo a cada momento pero no es así, el simple hecho de pensarte y saber que no estás, que nunca más estarás, me produce un dolor que no puedo describir con palabras. Te he robado tu colonia por no robarte parte de tu alma para sentirte cuando más lo necesite. Pensé que estábamos juntos, que lucharíamos pero no miré que el final ya lo tenías dictaminado.

Cada vez que miro cualquier estatua de Eros fijamente a la cara te veo a ti, con tus rasgos infantiles, con esa mirada fija perdida en un mundo de cuerdas y madera rodeado de notas musicales y rosas rojas que nunca mueren. Veo que una mariposa se posa en tu pecho desnudo y me muero de ternura, ¿tu psique se niega a abandonar tu cuerpo? ¿será que aquel "niño de marras" te dotó con su belleza y ésta se enamoró de ti, de tus dorados cabellos adornados con ese pañuelo rojo que se posa con suavidad sobre tu blanca frente(imagino que ahora demacrada, ay, dioses)? ¿se niega a dejar de mirar esos ojos abiertos y pintados de negro con la mirada de espanto dirigida hacia el insólito cielo, con su verde que por un momento me parecía que tornaba a gris en el ataud? Dime, Nicolae, ¿se pudrirá ella en tu pecho mientras pasa el tiempo inexorable hasta convertirte en polvo, en restos de lo que un día fuiste? ¿por qué no emprende vuelo? ¿habrá salido del corazón de alguna fortuita pasión? ¿habrá salido del mío?.

Mi corazón se niega a aceptar tu muerte y mi mente enmudece y grita a la vez que te recuerda porque no hay rincón en el que no hayas estado conmigo, porque el mundo sin ti se ha quedado un poquito más frío. No sólo fuimos amigos, fuimos algo más, fuimos hermanos y compañeros de la vida, unos ciudadanos del mundo sin patria ni bandera encerrados en una jaula de recuerdos en la que aún a veces entro y descubro que el silencio que no calla es el vacío de tu funesta voz.

No te preocupes, tengo quien me cuide, efectivamente estoy en buenas manos. Gracias por despedirte.

Te quiero.