viernes, 30 de marzo de 2012

Mi corazón no aguanta este transplante.

   Me prometí que no iba a escribir, ¿y qué?, las promesas que me hago a mi misma nunca las cumplo será por aquello de que no aprecio mi vida, será por aquello de que voy a vivir poco, será porque... ¿por qué será?. Y después de meses-de unos jodidísimos meses-me encuentro escribiendo de nuevo, ¿con qué palabras?, eso me pregunto yo, el viento debe susurrármelas porque parece que mis labios se quieren cerrar, quieren sellarse para siempre y guardar sus palabras en vetustos cofres, se esconden tan bien que es tarea de titanes encontrarlas, por dios, por dios, por dios.

    No puedo más con este tormento, como una borracha me bebo cada una de las esperanzas que me va ofreciendo la vida y ahora que me abrazo a ella pero me resisto a quedarme pero soy la inocencia perdida, soy la vejez negada, unas lágrimas de olvido, un alma demacrada.

   Resisto por mi orgullo, vivo por amor, rezo al espejo, oculto mi pasión, agonizo entre las cuatro paredes de una habitación, muero entre lágrimas que nublan las estrellas de la oscura noche y resurgo en un charco cada mañana pero nunca, NUNCA sale el arcoiris.

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