domingo, 9 de diciembre de 2012

Tempus



El eco de mi voz enmudece en la agonía de no tenerte cerca y estalla en tu sonrisa, en cada una de tus miradas.
Agonizo y reiteradas veces muero con el olor de tu piel,
te anhelo, te anhelo, te huelo a escondidas.
Me paro a pensar los parajes más insólitos de tu piel,
esos que la Luna tanto añora ver.


Las mañanas se tiñen de sangre porque no estás.
Las noches se funden con lágrimas porque te vas.
Las tardes ni me las quiero imaginar.
Las horas avanzan lentas,
¡qué crueldad!.

Las horas van derritiéndose por la inhóspita ciudad,
se funden en las colillas que los "yonkis" dejan al fumar,
se esconden entre las botellas medio vacías de algún bar,
se pierden en cualquier bosque para aullar,
todo por hacerme desesperar,
todo por no avanzar,
¡miserables!.

Se juntan con los perros y sanguinolientos segundos
y se follan pagando a los desalmados minutos.
Sin ti, vida, en las calles sólo veo esputos
que dejan los transeúntes,
que pintan las aceras,
¡quimeras!.

Contigo, amor, las muy cruentas suelen acelerar,
me quieren viciar,
como si la heroína de tus labios no me tuviera presa ya.
¡Ja!.

Tengo el mono, no consigo, no me puedo dejar de rascar,
antes tu crema me solía calmar,
ahora incluso me hace rabiar
por entre tus brazos no estar,
¡ven!.

Como un animal herido me vuelvo a mi guarida,
puede, a pesar de todo, que con algún que otro instinto suicida.
Sé que sólo en tus brazos volveré a la vida;
que el no tenerte me sirva de escarmiento,
mientras tanto, alma,
¡memento!.



P.S: todos mis textos de amor, agonía, mitología y/o sucedáneos, absolutamente todos, van dedicados a una misma mujer, nadie más se ha de dar por aludido. Todo es por y para ella. Ella ya sabe. Y son de mi propiedad, no me gustaría verlos plagiados. Pandora (yo) dixit.

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